Segunda
parte del artículo
Tercera
parte del artículo
|
Introducción
La
vida en la Tierra, como se ha dicho repetidamente, depende del agua. Las
dos terceras partes de la Tierra están cubiertas de agua salada y
conforman un ecosistema amplio y complejo. La vida en el tercio restante
del planeta azul (incluyendo al hombre) aunque asentada sobre los
continentes depende en gran manera de la disponibilidad de agua dulce.
Los paisajes de la tierra se pueden caracterizar a grandes rasgos
según la disponibilidad total de agua y su distribución temporal. Las
diferencias entre un desierto y un bosque tropical son obvias y a veces se
encuentran a pocos kilómetros de distancia. Aunque el mar cubra gran
parte de la tierra y siempre haya sido un atractivo para el hombre por su
inmensidad el hombre depende del agua dulce. Los lagos, embalses, ríos,
aunque ocupan una mínima parte de la superficie de los continentes
mantienen una biodiversidad muy elevada y son la fuente del agua dulce
para todos los organismos no marinos. Es en estos ecosistemas donde la
confrontación entre el uso del agua por el hombre frente a la conservación
del recurso se hace cada vez mas patente. Hoy en día la huella del hombre
ha llegado a los rincones más lejanos de la tierra, desde los hielos antárticos
hasta los fondos abisales.
En
este artículo hablamos del agua como motor y sustancia de la vida. Como
motor nos referimos a su uso por los organismos como elemento clave de su
trabajo, como sustancia por que forma parte de su entramado vital, muy
especialmente para los organismos que viven en los ecosistemas de agua
dulce.
|
|
Una
cuarta parte del agua del planeta va al mar a través del río Amazonas y es
impensable el traslado de esta agua a zonas áridas (por ejemplo al Sahara). |
De
los 40.000 Km3 de agua que circulan por la tierra, unos 2/3 no
son usables por el hombre ya que se sitúan en zonas remotas o en zonas
donde las necesidades de agua son mucho menores de los recursos
existentes. Piénsese que casi una cuarta parte del agua del planeta va al
mar a través del río Amazonas y es impensable el traslado de esta agua a
zonas áridas (por ejemplo al Sahara). Del tercio restante usable por el
hombre (unos 12.000 Hm3/año), mas de la mitad lo son ya actualmente de
forma directa o indirecta por el hombre.
Entre
los usos humanos hay que distinguir aquellos que después de usar el agua
la devuelven a los ecosistemas de donde los captaron (ríos o lagos); son
los usos no consuntivos como el agua que usamos en nuestras duchas. En
cambio cuando el agua se evapora directamente (una caldera por ejemplo) o
se usa para regadío (transpiración), el vapor de agua desaparece de los
ecosistemas acuáticos de donde se captó. A este uso lo llamamos
consuntivo. Pues bien, de los 6.873 Km3 de agua que usa la humanidad, mas
de 1/3 es uso consuntivo, mientras que el resto son otros usos. Como vemos
el hombre tiene ya hoy en día un impacto impresionante en el ciclo del
agua; una sola especie usa mas de 1/3 de toda el agua del ciclo hidrológico.
Los
efectos de este uso intensivo sobre los ecosistemas acuáticos son
inmensos. La desaparición del agua debido a la captación, transporte y
uso a lugares lejanos puede dejar ríos o lagos con muy poco agua o
totalmente secos, como el Mar de Aral, donde además de la extinción de
todos los organismos que lo poblaban ha originado la ruina de los pueblos
que habitaban sus orillas. Junto a las evidentes ganancias derivadas por
el uso agrícola del agua en muchos países, los efectos ambientales han
sido también enormes.
|
|
El
uso intensivo del agua en la ciudad de Las Vegas, situada en medio de un
desierto, es posible gracias al gran embalse de la presa de Hoover. |
|
|
|
El
uso intensivo del agua en la ciudad de Las Vegas (izquierda)
situada en medio de un desierto es posible gracias al gran embalse
de la presa de Hoover (derecha) que se encuentra en el cercano río
Colorado. Sin embargo los efectos ambientales de esta presa sobre
el bajo Colorado y su delta (situado en Méjico) han sido enormes
(Fotografías N.Prat & M. Rieradevall).
|
|