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El agua en los ecosistemas:
motor y sustancia de la vida
(Primera parte. 1/3)

Narcis Prat
Departamento de Ecología. 
Universidad de Barcelona. ETSII. UPM.

Segunda parte del artículo

Tercera parte del artículo

Introducción

La vida en la Tierra, como se ha dicho repetidamente, depende del agua. Las dos terceras partes de la Tierra están cubiertas de agua salada y conforman un ecosistema amplio y complejo. La vida en el tercio restante del planeta azul (incluyendo al hombre) aunque asentada sobre los continentes depende en gran manera de la disponibilidad de agua dulce.  Los paisajes de la tierra se pueden caracterizar a grandes rasgos según la disponibilidad total de agua y su distribución temporal. Las diferencias entre un desierto y un bosque tropical son obvias y a veces se encuentran a pocos kilómetros de distancia. Aunque el mar cubra gran parte de la tierra y siempre haya sido un atractivo para el hombre por su inmensidad el hombre depende del agua dulce. Los lagos, embalses, ríos, aunque ocupan una mínima parte de la superficie de los continentes mantienen una biodiversidad muy elevada y son la fuente del agua dulce para todos los organismos no marinos. Es en estos ecosistemas donde la confrontación entre el uso del agua por el hombre frente a la conservación del recurso se hace cada vez mas patente. Hoy en día la huella del hombre ha llegado a los rincones más lejanos de la tierra, desde los hielos antárticos hasta los fondos abisales.

En este artículo hablamos del agua como motor y sustancia de la vida. Como motor nos referimos a su uso por los organismos como elemento clave de su trabajo, como sustancia por que forma parte de su entramado vital, muy especialmente para los organismos que viven en los ecosistemas de agua dulce.

La importancia del agua para el hombre es tal que su busca y captura ha sido esencial para todas las civilizaciones.

 

El Valle de la Muerte con el fondo del lecho lleno de sal por la evaporación del agua contrasta con este bosque de una zona húmeda. La disponibilidad de agua es la clave de la diferencia entre ellos (Fotografías N.Prat & M. Rieradevall).

 

El ciclo hidrológico

El ciclo hidrológico del agua es la base del funcionamiento de todos los ecosistemas continentales. La evaporación del agua es el origen de la lluvia de la cual depende tanto la producción vegetal como la escorrentía superficial que alimentará ríos y lagos. El agua de la lluvia puede escurrirse rápidamente hacia los cursos fluviales que la recogen, infiltrarse en el sustrato o evaporarse directamente.

La importancia del agua para el hombre es tal que su busca y captura ha sido esencial para todas las civilizaciones.

El agua de lluvia proviene de la condensación del agua evaporada en el mar y sobre los continentes. Esta evaporación es posible gracias a la energía que proviene de sol; casi una cuarta parte de toda la energía solar es usada en la evaporación del agua. La mayor parte del agua de lluvia cae en el mar. De la que cae en los continentes y circula por los ríos casi dos terceras partes se evapotranspiran (evaporación directa o transpiración por las plantas) mientras que el resto circula desde la montañas por los ríos y lagos, puede quedar temporalmente almacenada en acuíferos y al final va a parar al mar. Este viaje lo hacen cada año unos 40.000 Kilómetros cúbicos de agua al año y forman tanto la base de la vida en los ecosistemas acuáticos como de los recursos usados por el hombre.

La importancia del agua para el hombre es tal que su busca y captura ha sido esencial para todas las civilizaciones. Estas fueron tan dependientes del líquido elemento que las civilizaciones antiguas mas florecientes se establecieron siempre cercanas a un gran río; a una fuente de agua fiable. Con el tiempo el hombre aprendió a dominar los ríos y a usar el agua de los acuíferos. Hoy en día el hombre es capaz de almacenar grandes cantidades de agua en los depósitos que ha construido (embalses) y desde allí transportarla a lugares lejanos donde es usada en múltiples actividades. Así se han construido verdaderas ciudades en lugares desérticos donde nunca se habría soñado edificar tales aglomeraciones humanas. Sin duda uno de los ejemplos más dramáticos es el de la ciudad de Las Vegas.

Sin duda también la especie humana es la que mas alterado el ciclo del agua. La captación para ciudades, terrenos agrícolas e industrias o su uso para refrigeración de las centrales térmicas o nucleares, ha cambiado en ciclo del agua tanto cuantitativa como cualitativamente. Ríos antes llenos de agua y vida son ahora secarrales como el gran río Colorado que apenas aporta agua al mar por el uso intenso que se hace de sus aguas, para agricultura especialmente.

Una cuarta parte del agua del planeta va al mar a través del río Amazonas y es impensable el traslado de esta agua a zonas áridas (por ejemplo al Sahara).

De los 40.000 Km3 de agua que circulan por la tierra, unos 2/3 no son usables por el hombre ya que se sitúan en zonas remotas o en zonas donde las necesidades de agua son mucho menores de los recursos existentes. Piénsese que casi una cuarta parte del agua del planeta va al mar a través del río Amazonas y es impensable el traslado de esta agua a zonas áridas (por ejemplo al Sahara). Del tercio restante usable por el hombre (unos 12.000 Hm3/año), mas de la mitad lo son ya actualmente de forma directa o indirecta por el hombre.

Entre los usos humanos hay que distinguir aquellos que después de usar el agua la devuelven a los ecosistemas de donde los captaron (ríos o lagos); son los usos no consuntivos como el agua que usamos en nuestras duchas. En cambio cuando el agua se evapora directamente (una caldera por ejemplo) o se usa para regadío (transpiración), el vapor de agua desaparece de los ecosistemas acuáticos de donde se captó. A este uso lo llamamos consuntivo. Pues bien, de los 6.873 Km3 de agua que usa la humanidad, mas de 1/3 es uso consuntivo, mientras que el resto son otros usos. Como vemos el hombre tiene ya hoy en día un impacto impresionante en el ciclo del agua; una sola especie usa mas de 1/3 de toda el agua del ciclo hidrológico.

Los efectos de este uso intensivo sobre los ecosistemas acuáticos son inmensos. La desaparición del agua debido a la captación, transporte y uso a lugares lejanos puede dejar ríos o lagos con muy poco agua o totalmente secos, como el Mar de Aral, donde además de la extinción de todos los organismos que lo poblaban ha originado la ruina de los pueblos que habitaban sus orillas. Junto a las evidentes ganancias derivadas por el uso agrícola del agua en muchos países, los efectos ambientales han sido también enormes.

El uso intensivo del agua en la ciudad de Las Vegas, situada en medio de un desierto, es posible gracias al gran embalse de la presa de Hoover.

 

El uso intensivo del agua en la ciudad de Las Vegas (izquierda) situada en medio de un desierto es posible gracias al gran embalse de la presa de Hoover (derecha) que se encuentra en el cercano río Colorado. Sin embargo los efectos ambientales de esta presa sobre el bajo Colorado y su delta (situado en Méjico) han sido enormes (Fotografías N.Prat & M. Rieradevall).

 

 

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