|
>
Grupo de apoyo sobre El agua y el futuro de la energíaAgua
y agricultura sostenible. (Segunda
parte. 2/3)
Jesús
Fernández
Catedrático
de Producción Vegetal. UPM.
|
|
Volver
a la primera parte del artículo
Tercera
parte del artículo
Las
especies vegetales de interés agrícola han sido seleccionadas a lo largo
de la historia, de acuerdo con sus posibilidades de producir alimentos de
forma rentable.
|
Agua
para una agricultura sostenible.
Técnicas que
pueden mejorar la eficiencia en el uso del agua.
Teniendo
en cuenta que el agua es un recurso escaso y que la agricultura en España
es la actividad más consumidora de este elemento (80%), es necesario
concienciar a los integrantes del sector agrario de la necesidad de
manejar el agua con la mayor eficiencia posible, al objeto de lograr de la
agricultura una actividad sostenible en todos los sentidos del término.
Para ello es necesario tener en cuenta las limitaciones inherentes a la
disponibilidad del recurso y también el peligro de actuaciones contrarias
al medio ambiente, ya sea por favoreces la erosión y pérdida de suelo,
como por favorecer el agotamiento de acuíferos por un uso no sostenible o
la contaminación de éstos por un empleo no racional de fertilizantes
minerales.
Entre
las medidas que se podrían aconsejan para lograr un uso eficiente del
agua, enumeramos a continuación algunas:
-
Tener
en cuenta la eficiencia en el uso del agua de los distintos cultivos a
la hora de seleccionar el cultivo a implantar en la superficie
disponible.
-
Elegir
el sistema de riego más eficiente y adecuado para satisfacer las
necesidades del cultivo. En este sentido, los sistemas de riego por
goteo o por aspersión, consumen mucha menos agua que el riego de
superficie (“a manta”) y pueden lograr los mismos rendimientos.
-
Ajustar
las dosis de riego a las necesidades reales del cultivo en cada
momento, para lo que se requiere un conocimiento preciso y una atención
permanente por parte de los agricultores y técnicos, para no
dilapidar el agua de riego, por muy barata que resulte en algunas
ocasiones.
-
Elegir
el momento de efectuar los riegos para evitar la evaporación del
agua, sobre todo cuando se utiliza el riego por aspersión. En este
sentido es preferible efectuar el riego en las primeras horas de la mañana
o últimas de la tarde, o incluso por la noche, en lugar de hacerlo a
mediodía.
-
Evitar
las pérdidas de agua por escorrentía e infiltración fuera del
alcance de las raíces.
-
Ajustar
el empleo de fertilizantes a las necesidades reales del cultivo y
administrarlos adecuadamente para que no se produzcan pérdidas por
lixiviación.
-
Permitir
la recarga de los acuíferos en las zonas en que éstos estén
sobreexplotados mediante la alternancia de los cultivos de regadío
tradicionales con cultivos de secano o de demanda reducida de agua.
-
Procurar
la utilización de cultivos adaptados a las condiciones del clima
mediterráneo en los que el agua aportada con el regadío sea un
complemento al agua de lluvia, en lugar de basar toda la producción
en el agua de riego.
-
Utilización
de aguas residuales para riego en condiciones seguras.
La
agroenergética:
Una nueva faceta de la agricultura basada en la sostenibilidad de la
producción agraria.
Las
especies vegetales de interés agrícola han sido seleccionadas a lo largo
de la historia, de acuerdo con sus posibilidades de producir alimentos de
forma rentable. Esta condición ha impuesto tal cantidad de restricciones,
que solamente unas pocas especies de plantas superiores, entre las mas de
250.000 existentes, han podido ser objeto de la agricultura extensiva. Hoy
en día puede decirse que la alimentación de la Humanidad está basada en
unos 20 cultivos diferentes (Tabla
V), de los que 4 de ellos solamente (trigo, arroz, maiz y cebada)
ocupan el 40 % de la superficie agrícola mundial.
|
|
Ante
la posibilidad de producir biomasa para fines energéticos por el sector
agrario surge el concepto de AGROENERGETICA. |
La
evolución positiva de la agricultura en lo que se refiere al aumento de los
rendimientos de las cosechas, ha supuesto necesariamente una disminución en
las superficies agrícolas requeridas para la alimentación humana. Este
hecho ha dado origen a la generación de excedentes de cereales, lo que ha
supuesto un grave problema para la economía de la Comunidad, y ha dado
motivo a que en la Política Agraria Común se fomente e incentive el
abandono de tierras de cultivo para los productos alimentarios tradicionales
y se potencien las utilizaciones alternativas de aquellas, para cultivos no
alimentarios.
Para
garantizar la continuidad de la actividad del sector agrícola es necesario
pensar en cultivos alternativos a los alimentarios, que puedan dar
rentabilidad a las tierras agrícolas retiradas de la producción de
alimentos y cuyas producciones no estén sujetas a contingentaciones a causa
de saturación de los mercados, al menos a corto plazo. Deben ser por tanto
productos de una gran demanda, susceptibles de producirse a partir de la
biomasa vegetal generada en plantaciones extensivas, y con un coste de
producción tal, que haga rentable su comercialización. Para que se den
estas circunstancias hay que pensar necesariamente en el sector energético
ya que el consumo de energía per capita es varias decenas de veces superior
al de alimentos, expresados ambos en términos calóricos.
Ante
la posibilidad de producir biomasa para fines energéticos por el sector
agrario surge el concepto de AGROENERGETICA que se puede definir como una
nueva faceta de la agricultura en la que se pretende la producción de
biomasa mediante cultivos específicos y la transformación de ésta en
productos energéticos de fácil utilización en los sistemas
convencionales, en sustitución de los combustibles tradicionales. El
desarrollo de esta nueva actividad agrícola, con cultivos menos exigentes
que los tradicionales y más adaptados a las tierras marginales, puede ser
una alternativa real para ocupar las tierras que queden retiradas de la
producción de alimentos.
Entre
las características ideales que deben cumplir los cultivos extensivos
dedicados a la producción de biomasa para fines energéticos (cultivos
energéticos) cabe citar:
-
1.-
Tener altos niveles de productividad en biomasa con bajos costos de
producción, de tal forma que hagan viable económicamente la producción
de biocombustibles en relación a los combustibles de origen fósil.
-
2.-
Posibilidad de desarrollarse en tierras marginales, en tierras retiradas
de la producción de alimentos o en tierras agrícolas marginalizadas
por falta de mercado para los productos tradicionalmente cultivados.
-
3.-
Requerimiento de maquinaria agrícola convencional, normalmente
disponible por los agricultores, utilizable también para otros cultivos
propios de la zona.
-
4.-
No contribuir sensiblemente a la degradación del medio ambiente, de tal
forma que el balance medioambiental producido por su cultivo sea mejor
al que se produciría si la tierra no estuviese cultivada o fuera
ocupada por un cultivo tradicional
-
5.-
Tener un balance energético positivo, es decir, que la energía neta
contenida en el biocombustible producido sea superior a la gastada en el
cultivo y en la obtención de los biocombustibles.
-
6.-
Posibilidad de recuperar fácilmente las tierras después de
finalizado el cultivo energético para realizar otros cultivos, si las
condiciones socioeconómicas
así lo aconsejaran.
-
7.-
Adecuación de la naturaleza de la biomasa producida para su utilización
como materia prima para fabricación de biocombustibles o biocarburantes.
En
la actualidad, los cultivos destinados a la producción de biomasa con fines
energéticos pueden agruparse en tres tipos fundamentales en función del
destino final de la biomasa:
-
Cultivos
oleaginosos para la producción de aceite transformable en biodiesel
(conjunto de ésteres metílicos o etílicos de los ácidos grasos de
los aceites vegetales) para sustitución del gasoleo de automoción.
-
Cultivos
alcoholígenos para la producción de etanol utilizable en sustitución
total o parcial de las gasolinas de automoción o para la producción de
aditivos antidetonantes exentos de plomo como el Etil-Terbutil-Eter (ETBE).
-
Cultivos
lignocelulósicos para la producción de biocombustibles sólidos
utilizables con fines térmicos, principalmente para la producción de
electricidad (agroelectricidad).
Las
especies dedicadas a producir biomasa con fines energéticos pueden ser de
tipo herbáceo o leñoso. Los
cultivos susceptibles de ser utilizados como productores de energía deben
de estar seleccionados de acuerdo con la premisa general de obtener de forma
rentable la máxima cantidad posible de energía neta compatible con las
condiciones edafoclimáticas de cada zona. Esto implica que el balance energético
de la producción sea positivo respecto a la energía tradicional empleada
en las operaciones de cultivo, recolección y preparación del
biocombustible y que tengan un carácter sostenible respecto al impacto
ambiental que produzcan.
Un
aspecto importante de la actividad agroenergética es la necesidad de
optimizar el uso del agua como recurso escaso que es, para lo cual, la
selección de las nuevas plantas a cultivar debe estar dirigida hacia
especies con una alta eficiencia en el uso del agua, de bajos requerimientos
hídricos relativos y con posibilidad de utilizar recursos hídricos no
utilizables por los cultivos tradicionales (regadíos de invierno y
primavera, riegos con aguas eutrofizadas o contaminadas etc...). La
posibilidad de utilizar aguas de riego procedentes de los efluentes de
estaciones depuradoras se ve favorecida en estos cultivos por no tener una
utilización alimentaria.
Los
cultivos energéticos pueden ocupar la totalidad de las tierras agrícolas
disponibles sin el riesgo de saturar la demanda de los biocombustibles que
se produzcan con su biomasa. Según previsiones de la Comisión de la UE,
para alcanzar los objetivos del Libro Blanco de las Energías Renovables
tendentes a lograr que en el año 2010 las energías renovables participen
en un 12 % del balance energético global sería necesario producir en la UE
un incremento de energía de biomasa equivalente a 90 Mtep de las que la
mitad (45 Mtep) deberían proceder de biomasa producida en 10 Mha de tierras
agrícolas comunitarias destinadas a la producción de biomasa mediante
cultivos energéticos. Igualmente, en el Plan de Fomento de la Energías
Renovables aprobado por el Gobierno Español a finales de 1999, se prevé
para la misma finalidad a nivel nacional, que se destinen cerca de un millón
de ha, aunque la actividad agroenergética no ha comenzado todavía a
desarrollarse fuera del ámbito de la I+D.
|
|
Un
aspecto importante de la actividad agroenergética es la necesidad de
optimizar el uso del agua como recurso escaso que es. |
El
cardo (Cynara cardunculus L) un ejemplo de cultivo energético de alta
eficiencia en el uso del agua
El
cardo (Cynara
cardunculus L.) es una especie herbácea vivaz (perenne), con un
ciclo anual de producción de biomasa aérea,
muy bien adaptada a las condiciones del clima mediterráneo de
veranos secos y calurosos. En años con pluviometría adecuada (del
orden de los 450 a 550 mm), cuando el cultivo está bien establecido,
puede llegar a dar producciones totales de biomasa, en
condiciones de secano, del orden de las 15 toneladas de materia seca por
ha y año y superiores si el aporte hídrico se complementa con riegos
de invierno. Estas producciones de biomasa total, tan elevadas (más del
doble de las correspondientes a las de los cereales de secano), las
consigue el cardo gracias a las siguientes características ecofisiológicas:
-
Temprano
cubrimiento de toda la superficie de cultivo desde principios de otoño,
debido al desarrollo rápido de la roseta de hojas basales, que se
realiza inicialmente a expensas de las reservas acumuladas en las raíces.
La cobertura total del terreno contribuye a una mayor captación de
la radiación solar y a eliminar la competencia de malas hierbas.
-
De
9 a 10 meses de período de producción (octubre-julio), estando
adaptado a realizar la fotosíntesis con bajas temperaturas durante
la época invernal.
-
Sistema
radicular muy profundo (hasta 7 m se ha podido comprobar
experimentalmente) que le permite utilizar las aguas de lluvia
infiltradas en el subsuelo durante el otoño, invierno y primavera y
una eficiencia completa en la utilización de los abonos, incluso
los lixiviados de los cultivos agrícolas anteriores.
-
Ciclo
de desarrollo adaptado para evitar la sequía estival secándose la
parte aérea en verano y manteniendo frescas las raíces con
abundantes sustancias de reserva para brotar con fuerza una vez
pasados los calores estivales.
El
cardo es un cultivo perfectamente adecuado para utilizar los recursos
naturales existentes en el área mediterránea y gracias a su potente
sistema radicular y la adaptación de su ciclo a sus condiciones
climatológicas, puede dar producciones similares a las de los cultivos
de regadío de verano (maíz), pero en condiciones de secano o con un
ligero aporte complementario de agua en invierno o primavera para
recarga del subsuelo en donde se desarrolla su sistema radicular.
Aportes de agua del orden de los 300-400 l/m2
para complementar un aporte hídrico de lluvia
y lograr una disponibilidad anual del orden de los
7.500 m3/ha pueden dar lugar a producciones superiores
a las 20 t de materia seca cosechable por ha, con una eficiencia en el
uso del agua de 2,7 g/l (algo superior a la del maíz), pero con la
diferencia de que se requiere la mitad de agua de riego proporcionada en
invierno o primavera, época en la que la disponibilidad es máxima, sin
concurrencia con los cultivos tradicionales.
Cultivos
como éste, siempre que el mercado de la biomasa estuviera garantizado,
podrían servir para ocupar grandes áreas de secano abandonadas para
los cultivos agroalimentarios tradicionales y para zonas de regadío con
problemas de sobreexplotación de acuíferos, ya que al ser un cultivo
perenne, permitirían su recuperación, con el consiguiente beneficio
medioambiental, a la vez de producir beneficios económicos por la venta
de la biomasa aprovechable como combustible y beneficios sociales al
favorecer el desarrollo rural y el empleo.
|
|
La
“fitodepuración” de las aguas residuales representa una alternativa
eficiente, de bajo coste y bajo
o nulo consumo de energía convencional y respetuosa con el medio
ambiente. |
La
fitodepuración, otra faceta de la agricultura sostenible
Para
concluir esta exposición en relación con el agua y la agricultura
sostenible, quiero referirme a la actividad depuradora de las plantas acuáticas
que pueden dar origen a una nueva actividad de la agricultura mediante el
desarrollo de cultivos específicos que utilicen la capacidad oxigenante
de estas plantas, lo que favorece el desarrollo de bacterias que
descompongan la materia orgánica de las aguas residuales. Esta actividad
ha tenido hasta ahora muy poco desarrollo, aunque se ha empezado a emplear
en los llamados “filtros verdes”, y puede ser una muy importante
actividad agrícola futura, con un carácter totalmente sostenible.
Las
plantas acuáticas de los humedales tales como carrizos, juncos, eneas o
esparganios, (macrofitas emergentes) están adaptadas a vivir en aguas con
elevada carga orgánica, debido principalmente a su sistema natural de
aireación de las raíces. Utilizando su propia energía, procedente en última
instancia de la energía solar captada por fotosíntesis, estas plantas
son capaces de enviar el oxígeno hasta sus raíces a través de un
sistema conductor muy especializado. Esto favorece la degradación de la
materia orgánica del entorno de las raíces por medio de los
microorganismos que viven asociados al sistema radicular de la planta.
Además,
las plantas ejercen una depuración directa por la absorción de iones
contaminantes, tanto metales pesados como aniones eutrofizantes (nitratos
y fosfatos principalmente). Por este motivo, este tipo de plantas acuáticas
se vienen utilizando en humedales artificiales para depuración de aguas
residuales, en los que las plantas se establecen en un lecho de grava o
arena, a través del cual circula el agua residual.
Recientemente,
la UPM ha patentado un sistema basado en la capacidad depuradora de las
macrofitas acuáticas colocadas en flotación directamente sobre la
superficie del agua (Sistema FMF), con la ventaja de tener el sistema
radicular completamente bañado por el agua, sin los riesgos de la
colmatación que tenían los sistemas que utilizan las macrofitas
enraizadas en grava o arena. El conjunto de la zona sumergida tiene una
gran superficie específica, debido principalmente al gran número de raíces
y raicillas, que actúan de soporte para la fijación de los
microorganismos que degradan la materia orgánica.
La
“fitodepuración” de las aguas residuales representa una alternativa
eficiente, de bajo coste y bajo
o nulo consumo de energía convencional y respetuosa con el medio
ambiente. El cultivo de las macrofitas acuáticas para la depuración de
aguas residuales puede ser una nueva actividad de la agricultura
sostenible, que se encargaría de la producción de plantas en viveros
y el mantenimiento de los filtros depuradores.
Normalmente
se requieren entre 2 y 3 m2 de superficie de plantación de macrofitas
para depurar la contaminación correspondiente a un habitante-equivalente
y se requieren inicialmente unas 8
plantas por m2 para establer la plantación inicial en los canales de
tratamiento del agua residual.
La
biomasa producida por los cultivos de macrofitas puede tener diversos
usos, entre los que cabe citar la alimentación animal, la producción de
compost o la producción de materias primas para diversas industrias
(artesanía, construcción, mobiliario, tableros, etc…).
|
|
|
BIBLIOGRAFÍA.
Los
Cultivos No Alimentarios Como Alternativa Al Abandono De Tierras.
Editorial Agrícola Española. Serie Técnica nº8. 1994.
Manual
De Prácticas Y Actuaciones Agroambientales. Editorial Agrícola
Española. Serie Técnica nº 11. 1996.
Prácticas
Agrarias Compatibles Con El Medio Natural. El Agua. Soledad
Garrido coord..MAPA 1996.
El
Campo Y El Medio Ambiente. Un Futuro En Armonía. Servicio
agrario del Banco Central Hispano. 1997.
Economía
Y Política De Gestión Del Agua En La Agricultura. J.M.Sumpsi
y otros. Editorial Mundi Prensa. 1998.
Plan
De Fomento De Las Energías Renovables En España. IDAE. 1999.
Energías
Renovables: La Agricultura Productora De Biocombustibles.
Jornadas técnicas de Mérida, nov 2000. Junta de Extremadura.
Plan
Hidrológico Nacional. MIMAM.2000.
La
Directiva Marco De Aguas. Comisión Europea. Bruselas 2000.
Anuario
De Estadística Agroalimentaria. MAPA 2001.
Filtro
autoflotante de macrofitas para la depuración de aguas residuales.
Jesús Fernández. Publicado en “El Agua un bien para todos. Conservación,
recuperación y usos” (P. Ramos ed). Ed. Universidad de Salamanca. 2001.
Uso
Sostenible Del Agua En Europa. MIMAM 2002.
Anuario
Fungesma Del Medio Ambiente En España 2002.
Recursos
Mundiales 2002. La Guía Global Del Planeta.Instituto de Recursos
Mundiales 2002.
Energía
De La Biomasa. J. Fernández. En Energías renovables para el
desarrollo. Editorial Thomson-Paraninfo. 2003.
El
Plan Hidrológico Nacional. Pedro Arrojo Agudo. Editorial RBA
Integral 2003.
La
Cumbre De Johannesburgo. Mónica Pérez de las Heras. Editorial
Mundi Prensa. 2003.
|
|
|
|
|
Volver
a la primera parte del artículo
Ir
a la tercera parte del artículo
|
Volver
al comienzo de página
Índice
de temas Índice
del Grupo sobre El agua y el futuro de la energía |
|
|